NATURALEZA Y/O CIENCIA

NATURALEZA Y/O CIENCIA

El Hombre está entre el Cielo y la Tierra. Ese es el principio fundamental de la Medicina Tradicional China.

Se rige por unos movimientos cosmogónicos y geomagnéticos que siguen unas leyes universales de extraordinaria y fascinante precisión que nos obliga a pensar en el Arquitecto que lo diseñó y que con seguridad tiene controlados los robots, la I.A. (Inteligencia Artificial) y todo aquello que pueda desarrollar el hombre.

Nuestra capacidad mental está infrautilizada. En el mejor de los casos la diferentes áreas del encéfalo están a un 7-8% de su posible desarrollo (posibles conexiones intersinácticas).

Somos enanos mentales, eso sí con ínfulas de gigantes. Somos vanidosos y prepotentes y en esta nuestra supina ignorancia vamos camino de destruir nuestro entorno.

El esperpento humano llega hasta el extremo de considerar que las medicinas deben ser ejercidas siguiendo criterios científicos propuestos por el hombre poniendo en duda la acción terapéutica de las Medicinas Naturales, la Boenergética, la Acupuntura, etc. por no ser científicas.

Anteponer el hombre a la Naturaleza es un ejercicio de soberbia tan sublime que hasta da pena considerar a estos impostores como seres humanos.

Por eso yo no tengo miedo a ese futuro incierto y dramático en donde los robots, los drones y todos los avances “científicos” nos ofrezcan un futuro impersonal y programado.

Sé que el UNO de Lao Tse, El PUP (Principio Universal Primario) de Einstein, la S.I. (Singularidad Inicial) de Hawking o simplemente DIOS para los creyentes, no permitirá ese desafuero. Llegará un momento que la humanidad clamé por su intervención renunciando voluntariamente a la esencia humana del libre albedrío.

El ser humano, como imagen y semejanza de DIOS, es poseedor de ese don y por tanto tiene que ser él el que voluntariamente renuncie en pro de conseguir paz, amor, justicia y salud.

Yo rezo a Dios todas las noche para que acontezca lo antes posible y por fin el ser humano vuelva a vivir en consonancia con las leyes Universales del Cielo y la Tierra y no con las que imponen los grandes emporios económicos entre los que se encuentran la industria agroalimentario y farmacológica.